jueves, 22 de enero de 2015

Estimado señor de enfrente

No es mi intensión con esta carta ponerlo en vergüenza pero Ud. nos acusó de algunas cosas sin tener todos los datos de la situación y me gustaría que al menos los sepa antes de seguir despotricando.
Primero quiero decir que le creo a mi abuela cuando dice que, sinceramente, no se dio cuenta de que el lugar que eligió para estacionar era la puerta de su garage. ¿Puede culparla? No tiene bajada en el cordón, a simple vista no se nota que la reja es un portón corredizo, no había, absolutamente, un lugar en toda la cuadra, y por otro lado pensó que era sólo un momento.
De hecho fue sólo un momento. Ella fue a buscar la camioneta mientras nosotros nos terminábamos de alistar para bajar, ella subió, agarramos los bolsos y bajamos para irnos. Se da cuenta Ud. de que no esperó tanto tiempo.
Realmente me preocupa la forma en que nos empezó a gritar apenas se dio cuenta de que la camioneta estaba estacionada en su portón. A lo mejor su rabia repentina automática no le dio tiempo para ver que la camioneta tiene libre estacionamiento para discapacitados. Ud. dirá: pero todos Uds al subir caminaban perfectamente.
Íbamos a buscar al dueño de la camioneta, que a lo mejor no tiene posibilidad de moverse por sí mismo pero sí tiene derecho a tener un momento de privacidad con su novia. Ahora, ¿cómo hace para tener privacidad si necesita alguien que lo lleve? Lo llevamos, lo dejamos, lo vamos a buscar.
En ese momento Ud. seguramente, no notó lo patético de su señora diciéndonos que no entendíamos nada y mostrándonos su bota ortopédica levantada en el aire para demostrarnos lo desconsiderados que somos y la falta de respeto hacia una persona con movilidad reducida. Le cuento que mi tío es cuadriplégico. Su señora en la calle con la pata levantada se me representó un tanto imbécil.
Pero también quisiera que comprenda el momento por el que estaba pasando mi abuela, la mujer de 72 años que estacionó en su vereda por tiempo de 5 minutos, cuando la novia de mi tío le avisó que él había estado vomitando toda la noche. La primera noche que pasaba solo, con su novia, lejos de su madre. Fue un momento difícil.
No creo que Ud. le haya dado tanto pensamiento al asunto pero yo no dejo de pensar que si no hubiera perdido los estribos a lo mejor se hubiera dado cuenta de que el daño que le hiciéramos no era tan grave y que a lo mejor la próxima vez que se sienta profundamente injuriado al menos intentará ver si hay algún otro punto de vista u otra posibilidad en relación a la forma en la que se dieran los acontecimiento que Ud. desconoce que no sea que un hijo de puta se estacionó frente a su portón.