lunes, 28 de diciembre de 2009

A la mañana

Qué me molesta?
Estoy enojada, pero porque me enojo?
Hay algo que me molesta, me molesta?
No, no me molesta. Debería?

jueves, 17 de diciembre de 2009

Veo:
Una uña rosa.
Un monitor.
Letras.
Una uña verde.
Les pregunto: por qué son distintas?
Porque no somos la misma, me dicen, porque no somos iguales. Una cuida de la otra y nos mantenemos parecidas pero sabemos que no somos la misma.
Escucho a Claribell gritar: Tienen razón, lo entendés.
Pero ya te dije que no quiero que vengas, Claribell. Si venís ya no soy yo, ya no juego, ya no veo. Ahora quiero dibujar lo que veo, quiero recordar lo que digo, no quiero guardar mensajes, quiero recordarlos, no quiero escribir para recordarme, quiero recordarlo. Quiero jugar mis juegos, mirar lo que veo, sentir lo que siento. No quiero que vengas Claribell.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Qué difícil no quebrar hoy.
Con ésta gran desilusión de mi misma, con el recuerdo fresco, y no tanto, de vergüenzas propias y ajenas.
Con ésta imposibilidad para estudiar, con este sentirme fea.
Con este ojo que me duele, con las pocas ganas que tengo de irme o de quedarme.
Con estas ganas locas de estar al fin en Córdoba o en Mardel. O en el limbo.
Con este olvidarme del deber de olvidarme, de lo que sea que me esté rompiendo las bolas.
Con esta mancha roja en el medio de la frente.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Qué ves?

Ya no me acuerdo de cómo era ver.
Sé que no se sentía así, creo que era más fácil.
No pretendo ser metafórica, hablo en sentido literal. Cuando era chica y estaba aburrida (por lo general en el auto) Si no había otra cosa jugaba a ver. desenfocaba la vista y veía borroso, me encandilaba ligeramente con los faroles de las calles haciendo distintas figuras, o me deleitaba simplemente viendo. Sorprendiéndome con cada esquina como si la viera por primera vez. Con cada grieta de las baldosas. Algún bicho, una hoja.
Pero ahora no veo. Ya no me acuerdo de mirar, lo tengo que pensar. Vivo durmiendo y mientras duermo sueño que estoy despierta y pierdo la noción de qué parte de mi vida es sueño y qué parte es vigilia.
Antes era fácil dividir: las partes de sueños eran más borrosas, un poquito menos nítidas. Ahora es al revés.
Ya no se ve igual, ya no se siente igual. Ya no es igual, o por el contrario, tal vez todo es igual.
Pero tal vez exista una diferencia entre vivir en un sueño y vivir dormida.
Cuando el día es perfecto no hay reja que me arruine el día.