lunes, 18 de mayo de 2009

Sempre hay un roto para un descocido

Agarra un lápiz y marca un molde.
Agarra la tijera y corta una tela.
Agarra un hilo y lo enhebra en una aguja, zurce los pezados cortados y después los coce.
Agarra las bolsas que aún no son nada y las rellena, y las vacía... Las une entre sí.
Levanta lo hecho y me muestra, terminada y medio zombie, por la anestesia, a mi mamá.

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